LA DANZA VA AL PÚBLICO
Marianela Boan no cesa en sus esfuerzos para la danza contemporánea trascienda el público habitual de las salas teatrales. Sabe que hay que educar abiertamente en una estética relativamente nueva con la que la gente común no ha estado en contacto. Sabe también de los prejuicios hacia el hombre bailarín; y de los estereotipos que aprueban unos estilos de baile: el clásico y el folklórico, en detrimento del moderno y contemporáneo. El arte, va alcanzando a la gente, gente linda que se apropia de esas imágenes, del estilo y la técnica, que se expresa y refleja sus necesidades estéticas e intelectuales siempre que la oportunidad esté a su alcance; siempre que alguien o muchos, individuos e instituciones se esfuercen por abrirles el acceso a un mundo de posibilidades.
La CNDC; convoca a SALONES ABIERTOS en los que el público, conocedor de la danza o no, observa sesiones de improvisación ejecutadas por miembros de la compañía, y termina por incorporarse e interactuar con ellos; en un fascinante descubrimiento de sus propias capacidades y sensibilidad. Cada salón abierto atrae más espectadores; cada vez más jóvenes varones se atreven a saltar al escenario y liberarse de sus miedos.
La Compañía Nacional abandona sus salones y crea CIUDAD EN DANZA, festival en que danza y arquitectura se conjugan en las calles y sitios emblematicos de la Ciudad Colonial. La sorpresa inicial de los transeúntes pronto hace empatía con aquel arte distinto, y se unen a los danzantes en manifestación de gozo y alegría. En el parque Colón desemboca un río humano que vibra con los movimientos de los bailarines, se incorpora, los imita y forman su propia danza colectiva. Ante los ojos atónitos de Colón, se desarrolla un espectáculo de estos tiempos que él no logra comprender.
La llama ha prendido. Desarrollan entonces sucesivas visitas a Liceos de la capital en colaboración con el Ministerio de Educación con un espectáculo didáctico de danza contemporánea. La Boán explica a los estudiantes, cautivándolos, que es la danza contemporánea. Luego los bailarines de la CNDC presentan fragmentos de obras mientras cuentan cómo llegaron a ser bailarines y hablan sobre la vida del bailarín. Así llevan a los estudiantes adolescentes este arte, en clases introductoras que rompen la timidez y encuentran adeptos, muchos de ellos varones; que entre sonrisas apocadas al inicio se van sumando a los bailarines y terminan por bailar libremente, aplaudidos por sus colegas menos decididos.
Tambien realizan presentaciones en centros penitenciarios como Najayo Mujeres, propiciadas por el Ministerio de Cultura, con magníficos resultados.
Un proyecto piloto del Despacho de la Primera Dama de la República: Ángeles de la Cultura; tiene a varios de los miembros de la CNDC como instructores en los barrios mas humildes de la ciudad. La experiencia es fascinante. Decenas de rostros infantiles se iluminan descubriendo la danza, entrenándose cada sábado de luz para ellos hasta alcanzar, en espacio de dos años, destrezas que prueban el inmenso potencial de la niñez y juventud dominicana si se le facilitan las condiciones para desarrollarlas a plenitud.